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Un Poco Loco: El retrato de México en la película de Coco

Vivimos en una época en la que no es extraño ver películas. Es común ir al cine o pasarla bien en casa disfrutando de algún film que encontramos en Netflix. Al ver estas cintas, uno se acostumbra a viajar a tierras remotas y tratar de relacionarse con los personajes que muchas veces no son como nosotros; no hablan nuestro idioma, no tienen nuestras características, y practican un estilo de vida diferente al nuestro. Aunque las traducciones intentan hacerles justicia, muchas películas narran una historia que no se parece a la del espectador.

En realidad son pocas las cintas que nos hacen sentir como aquello que somos, no como aquello que quisiéramos ser. Tengo que admitir que la reciente película de Coco cuenta como una de esas excepciones. Siendo un nativo mexicano, puedo decir que la forma en la que se representa el Día de Muertos en la película es tan fiel a la tradición que me pude sentir representado por su historia.

Esta festividad se caracteriza por las coloridas y solemnes decoraciones que se ponen tanto en casa como en los cementerios para honrar a los ya fallecidos, y Disney exitosamente refleja tales costumbres. Las historias narradas en el policromático papel picado, al igual que su uso en la decoración de espacios públicos, son idénticas a la tradición mexicana. También la usanza de poner altares es muy parecida a la realidad; Coco correctamente presenta el hecho de que se ponen tales ofrendas en las casas tanto como en los cementerios. Los diferentes elementos de los altares son tan preciosos que a aquel que celebre el Día de Muertos instantáneamente se transporta ante la presencia de uno.

Los dulces, la comida, las fotos, todos esto aspectos que se ven en la película en realidad son parte de la tradición. Lo que más me sorprendió fue la fiel representación de la flor de cempasúchil. La costumbre dicta que se tienen que poner los pétalos de esta planta para guiar a nuestros seres queridos de vuelta a casa. Coco retrata esta creencia al decidir hacer el puente entre la tierra de los muertos y la de los vivos de pétalos de cempasúchil. Esta cinta animada hizo sin duda un excelente trabajo al capturar el Día de Muertos. No obstante, también pudo mostrar la compleja que es la cultura mexicana

Coco nos enseña a un pueblo caracterizado por su arte. La música de diferentes géneros rodea a aquellos que viven en esas tierras, ya sea la guitarra del mariachi, la tuba de la banda, o la marimba del sur.  De igual manera, Coco estampa a una cultura donde lo precolombino y lo hispano interactúan para dar vida a un mundo que está repleto de danzas, color, y belleza. Este sorprendente aspecto de la cultura mexicana puede notarse en la yuxtaposición entre las pirámides mesoamericanas y las iglesias virreinales que definen el espacio de la tierra de los muertos. Si bien esta interacción entre los dos mundos se ve en la cinta animada de una manera mutuamente segregante, la realidad es otra; lo precolombino y lo hispano se juntaron para crear una nueva y única cultura en México que se ve en elementos como la música, la cual emplea instrumentos europeos para reproducir ritmos prehispánicos. Sin tal sincretismo de ideas, la cultura que Hollywood presenta en Coco no existiría

No cabe duda de que Disney se esforzó en pintar un nuevo lienzo de la cultura mexicana a través del Día de Muertos, pero su trabajo no es perfecto. Elementos decorativos como los alebrijes no son de uso único para esta festividad, y de hecho son decoraciones típicas de sólo una región del país. Otro aspecto que se me hace algo estereotípico de la película es la manera en la que el pueblo de la cinta animada se parece a un país atrasado, sin pavimento y con coches antiguos. Si bien estos detalles le dan un estilo estético Coco, México no es así; tal vez no tenemos las mejores calles o los coches de último modelo, pero mi país sí cuenta con elementos de modernidad. Algo que en verdad siento le faltó a la película fue por lo menos aludir al aspecto religioso que también caracteriza al Día de Muertos. No hay que olvidar que la festividad no existiría sin el fervor de los pueblos pre-Hispánicos y Europeos que se mezclaron entre los siglos XVI y XIX.

Pero al final se tiene que entender que Coco, siendo una representación extranjera de una festividad mexicana, es parte de una globalización en la que se simplifican las costumbres para ser mejor comprendidas en otras partes del mundo. Tal vez tales representaciones de las  culturas extranjeras no sean las más apegadas a la realidad, pero ésto es mejor a que sean ignoradas u olvidadas. Aún así, la película no hizo un mal trabajo en retratar a un México más cercano a la realidad. Espero que esta cinta animada sea la obra que permita a los extranjeros ver la verdadera belleza de mi hogar.